viernes, 23 de septiembre de 2011

Rasgos del camino

Lluvia y barro

Lluvia, lluvia, lluvia. Sin cesar llueve, sin tregua llueve, sin misericordia llueve. Parece que esta tierra no pueda existir sin la lluvia. Me pregunto cómo será la estación húmeda, si en la estación seca en la que estamos llueve cada tarde o cada noche sin excepción, durante horas, y a cántaros. Me lo explica nuestro amigo papú: la estación seca y la húmeda, únicamente se diferencias por el número de horas que llueve cada día, ya que llueve prácticamente todos los días del año. La estación más húmeda abarca desde enero hasta abril, y en ese momento, llueve todo e día excepto entre las 11 y las 17 horas. Ahora, en la temporada seca, nos conformamos con lluvias todas las tardes-noches y algún chubasco ocasional durante el día.
La lluvia es aquí hermosa, casi poética: otorga un leve tono gris a esta tierra verde y adorna el cielo de niebla que se cierne sobre ti en cada momento, como las alas de una nube. Al princio usas un chubasquero o un paraguas, pero pronto renuncias a tan inútiles coberturas. Te dejas mojar por la lluvia y caminas, esperas que cese o, alternativamente, la llegada a algún refugio donde guarecerte. Afortunadamente las lluvias más duras llegan por la noche y sientes todavía más la calidez de tu cobijo, escuchando las gotas de lluvia caer sobre las hojas de los árboles, con sus tonos más agudos, sobre las rocas, con sonidos más cortantes y sobre el suelo, con un chapoteo prolongado que anuncia el barro.
Esa misma lluvia anega los caminos y crea un barro que se hace perenne en las zonas a las que no llega el sol.



La senda se enfanga y los apoyos son cada vez más difíciles. Las pendientes se hacen resbaladizas como toboganes. 


En algunas zonas llanas puedes hundirte en el barro hasta los tobillos, o incluso más, con mucha facilidad. 



Los troncos y las raíces del camino parecen enjabonados por la delicada pátina de tierra y agua y cada paso se convierte en un desafío.


El barro más fino se acumula además en las suelas de las botas hasta convertirlas en patines. Los pantalones se enfangan, la ropa se cala, el gorro gotea sobre tu frente y te convierte en un ser de lluvia.



 Y sigues caminando.


Puentes

Con tanta lluvia, las crecidas de los ríos son constantes. Hemos atravesado dos ríos: el más grande, el Baliem, es difícilmente vadeable debido a su anchura y su bravura. Sobre él se tienden puentes amplios, construidos con tensores de cuerda metálica y pisos de madera. Algunas veces algunas maderas crujen y producen cierto sobresalto. 


Si no caminas por el centro pueden vencerse un poco hacia un lado, y producen mucho rebote al paso, por lo que se suelen pasar de persona en persona en para evitar las vibraciones asíncronas que podrían dificultar el tránsito.



El río Mugui, afluente del primero y cuyo valle ascendemos en nuestro recorrido ofrece un cauce más estrecho pero igualmente bravo, por lo que su vadeo siempre presenta dificultades.  Hay algunos puentes construidos con lianas y madera, de gran belleza.



Otros, río arriba,son más sencillos. Para facilitar el camino los transeúntes han fabricado tenues puentes con troncos cuyo paso requiere un buen equilibrio.



Algunas veces cierta ayuda es muy  bien recibida. 




El camino del agua

Cuando no hay otra opción y las aguas ya son de altura, con poca profundidad, el camino sube por las mismo cauce. Se debe vadear de lado a lado a lado continuamente para buscar el mejor ascenso. Ocasionalmente no hay otra solución y hay que subir directamente por el centro del cauce.



Este tramo del camino es especialmente bonito, y otorga al caminante una sensación de camino original, primigenio, como si caminases en la misma forma que caminaron los primeros pobladores, siguiendo la misma forma de la tierra, acariciando su silueta y dejándote llevar por ella siguiendo el mismo camino del agua.


3 comentarios:

julian dijo...

Muucho baarroooo!!! compañeros.

mediterraneo dijo...

Ahora comprendo porque van descalzos los papus,me parece que vuestras botas no van a durar una temporada.
Abrazos

Libertario

Carmen dijo...

ya te echabamos de menos, no sabs la de veces que chema ha dicho mucho barrooooooooooooooooooooo