Ademas de la presencia en el monasterio de un magnifico dibujo de la rueda de la vida budista en la entrada, informaba de la existencia de una capilla escondida a la izquierda de la entrada del monasterio. La capilla estaba compuesta de dos estancias, una que era de paso hacia una habitación contigua donde un niño monje vendia amuletos protectores de la longevidad y otros amuletos. Ademas se guardaban numerosas máscaras con forma de dragón que, al parecer, se utilizan en una danza ritual que se realiza una vez al año. Pero había algo más. Unas imágenes borrosas en la pared, difuminadas por el paso del tiempo, mostraban unas imágenes apenas visibles. Las iluminamos con los frontales para descifrar los dibujos que se escondian entre la oscuridad. De repente, descubrimos imágenes horripilantes de brazos y piernas amputados, rodeados de aves, budas y dioses protectores iracundos. Efectivamente en sus muros se representaba paso a paso el proceso del funeral celestial o jhator .en Tibetano (los ingleses lo llaman sky burial).
Según nos contaron la realización de estos rituales se deben a que en el altiplano del Tibet no hay arboles y no hay madera con los que no se pueden quemar los cadaveres. Tambien se dice que una vez el alma fuera del cuerpo, éste tiene que ser devuelto a la naturaleza en un acto de generosidad con el resto de los seres vivos. Los tibetanos continuan celebrando esta ceremonia fuineraria de los funerales celestes. Despues de la muerte, el cuerpo se conserva durante 24 h en posición sedente, mientras que un lama recita oraciones del libro tibetano de los muertos para ayudar al alma en su viaje entre la muerte y el renacimiento o reencarnación. A los tres dias, el cadaver se bendice y se hacen oraciones a primera hora de la mañana en el monasterio. El cuerpo se pliega (se le rompe la columna y se hace un paquete pequeño con él) y un amigo intimo lo trasporta en la espalda hasta el lugar del funeral. Alli los rogyapas (descuartizadores) cortan el pelo del difunto, trocean el cadaver y lo ofrecen a los buitres.
Cuando éstos han comido la carne, se muelen los huesos con tsampa (harina de cebada tostada) para que los buitres acaben su festin. El funeral en si se considera un ritual para deshacerse del cuerpo cuya alma ya ha partido hacia la reencarnación y es más bien un último acto de compasión hacia las aves.
Sorprendidos y estupefactos desde nuestra percepción occidental, intentamos buscar algo mas de información. Según hemos podido averiguar, este funeral celeste solo se celebra en Tibet, y no en otras regiones con creencias budistas. El budismo utiliza normalmente la icineración. Así que, posiblemente, estos rituales procedan de la religión animista Bön, instalada en el Tibet desde el 2000 a.C. y que perduró hasta el siglo VIII, en que se introdujo el Budismo. Entre sus simbolos más representativos figura la cruz esvástica, pero con las barras finales en sentido antihorario. También los Bön realizan los ritos de oración con giros antihorarios, en dirección opuesta a los budistas. Por lo visto son practicas ancestrales que se iniciaron en la religion animista y se incorporaron posteriormente al budismo. Todavía se realizan funerales celestes en el monasterio Drepung.
En los dibujos de la capilla donde descubrimos esta tradición funeraria hay muchos aspectos que no se explican en los textos que hemos consultado. Por ejemplo, además de buitres, los restos mortales se entregan a perros o lobos.
Los dibujos muestran un paralelismo con la rueda de la vida: en la parte de arriba del mural se observan budas. En la inferior, el sufrimiento del infierno. En la intermedia, los pájaros devoran los restos descuartizados. Da la impresión de que las aves puedan llevar estos restos hacia la parte alta, donde los budas disfrutan de la iluminación. Otros detalles muy sugerentes nos los ofreció nuestra guía sherpa nepalesa, Ang Phurba, que fue la primera que nos habló del funeral celeste. Ella sugería unas causas materiales muy directas para este tipo de rito: la falta de leña para realizar la cremación y la falta de rios circulantes en altura para dejar los cadáveres en el agua que fluye, al estilo hinduista.
Para finalizar sobre la confrontación de este rito con nuestra percepción occidental, es interesante recordar que Reinhold Messner, el primer montañero que subió el Everest sin oxígeno, y el primero que subió los 14 ochomiles del planeta, ha pedido recientemente, a sus 65 años, que su cuerpo sea ofrecido a las aves del Himalaya cuando muera.
Sobrecogedor.
3 comentarios:
Apasionante vivirlo y contarlo, poder abrirse a lo desconocido y lo incierto, como me alegro por vosotros.
En vuestra ausencia, Gabran y yo hemos hecho un nuevo tema: 'Cuerda de olas' para cuando volvais a casa. Un gran abrazo para los dos también de Dori.
Gracias por seguir compartiendo con nosotros vuestro día a día, verdaderamente me alegro de seguiros y poder viajar lejos. Que farem quan trneu i ja no hi hagen més aventures al Tíbet? jeje
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