sábado, 6 de noviembre de 2010

Sonrisas en Chinotimba

En este viaje ademas de tener el privilegio de contar con excelentes compañeros de viaje amantes del mundo y de la vida también hemos podido conocer como los habitantes de Chinotimba situado al lado de las cataratas Victoria. A través de su auto organización están peleando por mejorar su situación de salud y de formación de sus hijos y de sus ancianos.




Nyanga, al que podemos ver con su hija en la fotografía, nativo que trabaja para una empresa de turismo, nos acompaño a recorrer su pueblo y a mostrarnos algunas de sus consecuciones sociales. Nos mostró una casa que destinaban a acoger a los ancianos que se quedaban solos, el ambulatorio y los cultivos de su interior que se usaban para ayudar a mantenerse a pacientes con infección por el VIH , un centro de ocio y la escuela de primaria.

En el centro de salud un enfermero que estaba a su cuidado, nos mostró la sala de observación, los paritorios, la farmacia con los fármacos genéricos que posiblemente no llegaban ni a los básicos que indica la OMS pero impecablemente clasificados y almacenados, la sala de lactancia donde las mujeres con recién nacidos acuden para recibir educación sobre la salud del lactante y a poder poner las vacunas a sus bebes.


La escuela de primaria que tiene dos turnos de mañana y tarde y que las familias financiaban su coste. Los niños y niñas acuden con sus uniformes impecable mente limpios y ordenados mostrándonos su curiosidad cuidado, respeto y en alguna ocasión sus miedos hacia el blanco.


La directora del centro nos acompañó a visitar varias clases, incluyendo la clase de educación especial. En cada aula habían unos 50 niños y niñas, excepto el aula de educación especial. Los niños nos miraban con ojos vivos, curiosos, limpios y transparentes y, tras nuestra entrada en el aula, mostraron su respeto levantándose de sus asientos. Nos obsequiaron con cantos, con preguntas y observaciones que no supimos muy bien corresponder.






Acabamos el recorrido en el centro de ocio, tomando cerveza de maíz, mijo, o no sabemos bien qué grano. Vimos jugar una especie de damas, con un tablero hecho manualmente sobre el que se desplazan chapas de bebidas, un equipo con las chapas hacia arriba y el otro con las chapas hacia bajo, que se desplazaban en el tablero hacia delante y hacia atrás.
Seguimos por el mercado local de verduras donde nos obsequiaron probando el fruto de Baobab
y las naranjas africanas.


Postscriptum: he de decir que el precio de las frutas y de las verdura era desorbitado para sus ingresos (seis tomates, 1 dólar USA).


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